Tips de planeación estratégica (y ética) para abogados: la percepción social (y ética) del público frente al abogado

Hola a todos:

 

Siguiendo la línea de mi publicación inmediatamente anterior, hoy quiero compartir con ustedes, unos pequeños comentarios sobre otro aspecto que socioculturalmente debemos tener en cuenta los abogados como variable para la proyección de los bufetes o despachos jurídicos, y en general, para el ejercicio del derecho como profesión liberal. Se trata de la percepción social y ética del público frente al abogado:

 

El desconocimiento generalizado sobre el aporte real del abogado a la sociedad conduce a cuestionarlos y satanizarlos. Y existe una imagen muy arraigada en cuanto a que el abogado antepone el interés propio sobre el de su cliente, abandonando la ética y privilegiando lo material o económico (Trejo, 2015).

 

Se tiende a entender a los abogados como personas (a) estructuradas: serias, formales e incluso rígidas (atributo asociado al carácter tradicional de la profesión, y al trabajar con la rigurosidad propia del marco normativo; (b) extrovertidos: pese a ser vistos como estructurados, se consideran como personas que saben desenvolverse (con el don de la oratoria), habilidad que suelen usar para distorsionar la realidad y acomodar situaciones a su favor; (c) egoístas y deshonestos: la concepción mediatizada de la profesión, la idea de un abogado capaz de defender cualquier suceso en tanto aquello le represente un beneficio económico, buscando sacar provecho o manipular situaciones mediante tecnicismos para lograr su cometido; (d) personas con estilo de vida suntuoso (con la percepción de la abogacía como una profesión bien remunerada) y de personalidad soberbia (Adragna, 2014).

 

Estos imaginarios promueven un estereotipo del abogado como persona no ética, competitiva e individualista (Janampa, 2003) (DeKieffer, 1995) (McCormack, 1988) que persisten, a pesar de la baja proporción de abogados disciplinariamente sancionados (lo cual indica que dicha percepción social carece de fundamento, al menos desde el punto de vista disciplinario, con las estadísticas del Consejo Superior de la Judicatura), prevaleciendo percepciones como que los abogados no ejercen su profesión buscando siempre el orden social y la justicia, y que realizarían prácticas deshonestas para defender a su cliente; incluso que los abogados perjudican a la sociedad; que la justicia no es igual para todos; que los abogados inspiran poca confianza para poder acudir a ellos; que los honorarios de los abogados son por lo general, muy costosos; que en general los abogados no garantizan la aplicación de la justicia ni se puede confiar en su trabajo; reconociendo, eso sí que el elemento ética (específicamente, probidad, integridad) es un componente inseparable de la actuación profesional de un abogado, que el derecho es una profesión muy importante para el progreso de la sociedad, y que en Colombia hacen falta más abogados (Rendón & Tabares, M., 2012) (Rojas M. , 2009), evidenciándose que los abogados necesitan una formación adicional a su pregrado de Derecho, y que de acudir a un despacho de abogados, se prefiere mayoritariamente, un bufete pequeño (Partilla, 2014).

 

En general, (a) el abogado ha pasado a ser el chivo expiatorio de los males endémicos de la administración de justicia (con la mora judicial, como su más elocuente manifestación); (b) han estado históricamente más cercanos a las clases altas, por lo cual se les percibe por el resto de clases sociales como profesionales lejanos, cuya función se concreta a favorecer con ardides a quienes pueden sufragar sus honorarios; (c) la deshonestidad de algunos abogados cometiendo abusos en el ejercicio de la profesión, genera gran alarma en la sociedad, máxime cuando el abogado interviene en contextos en los cuales la vida, honra y patrimonio están en juego; (d) existe una creencia generalizada de que la ley recoge un catálogo amplio y preciso de soluciones para la totalidad de conflictos que suceden en la sociedad (asunción absolutamente falsa, pues es materialmente imposible que la ley escrita pueda regular por entero las soluciones para todos los casos posibles; esto es: el derecho sigue a las situaciones sociales, y no al revés), de tal manera que ante casos oscuros o difíciles, se tiende a pensar que el abogado manipuló el proceso para lograr un resultado contrario a la ley; (e) todo lo anterior, aunado a un desconocimiento general sobre la trascendencia social de la función del abogado, así como del funcionamiento del ordenamiento jurídico (Fernández, 2014)

 

En Colombia, el derecho, después de la medicina, es una carrera muy valorada por la población en general, sin importar su condición socioeconómica. El prestigio social de esta profesión, sin embargo, está vinculado al ropaje del abogado como profesional exitoso en términos económicos y de poder. Socialmente se ve al derecho como una profesión de formalismos, de gestión de relaciones públicas, de presentación de la persona como profesional. En tal sentido: (a) la buena imagen del profesional del derecho tiene un sesgo muy definido en la apariencia de la persona que actúa como tal, dejando de lado otros valores más relevantes para el ejercicio profesional (humildad, honestidad, solidaridad, ética); (b) los profesionales del derecho gozan tradicionalmente de un gran prestigio en cuanto a la exaltación de su éxito profesional y de su ropaje como abogados, para una profesión altamente regulada, en términos de la regulación, vigilancia y sanciones del Consejo Superior de la Judicatura, y además en cuanto a los juicios de valor informalmente aplicados al abogado como parte de su estereotipo (Rojas M. , 2009).

 

Hasta el 2019, 12574 abogados fueron investigados por el Consejo Superior de la Judicatura, de los cuales 11545 fueron sancionados y 1029 absueltos. De los primeros, 365 fueron excluidos de la profesión, 7737 suspendidos, 3259 censurados, 14 amonestados, y 170 multados. Mientras que el Barómetro Global de la Corrupción en América Latina y el Caribe señalaba la percepción ciudadana de una justicia corrupta en Colombia, indicando un incremento de la relación entre justicia y soborno, del 11% al 12%; y entre justicia y criminalidad, del 37% al 49%, entre 2017 y 2019. Según el Índice Global de Impunidad 2020 de la Universidad de las Américas, Colombia ocupa el lugar 49 entre 69 países (Molina, 2021).

 

Hasta una próxima oportunidad,

 

 

Camilo García Sarmiento

 

 

Referencias

Adragna, G. (2014). Informe pormenorizado sobre la percepción social de abogados. Informe realizado a requerimiento de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales (FAJU). Informe Técnico, Fundación UADE, INSOD - Instituto de Ciencias Sociales y Disciplinas Proyectuales, Buenos Aires. Obtenido de https://repositorio.uade.edu.ar/xmlui/handle/123456789/6452

DeKieffer, D. (1995). How lawyers screw their clients and what you can do about it. New York, New York, EEUU: Barricade Books Inc.

Fernández, O. (6 de febrero de 2014). ¿Sabe la sociedad lo que hacemos realmente los abogados? Obtenido de Legaltoday: https://www.legaltoday.com/opinion/blogs/gestion-del-despacho-blogs/blog-manual-interno-de-gestion/sabe-la-sociedad-lo-que-hacemos-realmente-los-abogados-2014-02-06/

Janampa, E. (2003). Mesa Redonda: Responsabilidad social del abogado. Derecho y Sociedad, 20, 212 - 225. Obtenido de https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/7792823.pdf

McCormack, M. (1988). Toda la verdad sobre los abogados. Cómo actúan y cómo tratar con ellos. Barcelona, España: Ediciones Grijalbo S.A.

Molina, C. (22 de junio de 2021). Ser abogado hoy en Colombia. Obtenido de Ámbito Jurídico: https://www.ambitojuridico.com/noticias/especiales/educacion-y-cultura/ser-abogado-hoy-en-colombia

Partilla, G. (2014). La imagen del abogado en la sociedad. Trabajo fin de grado en derecho, Universidad Internacional de La Rioja - UNIR. Obtenido de https://reunir.unir.net/bitstream/handle/123456789/2787/TFG_DERECHO_Gustavo_10_10_2014.pdf?sequence=1&isAllowed=y

Rendón, L., & Tabares, M. (2012). Percepción social de la ética del abogado: estudio jurídico proyectado en los municipios de Cali, Buga y Palmira durante la primera década del siglo XXI. Trabajo de grado, Universidad de San Buenaventura, Seccional Cali, Facultad de Derecho y Ciencias Políticas, Cali. Obtenido de http://bibliotecadigital.usbcali.edu.co/bitstream/10819/895/1/Percepci%C3%B3n_D%C3%A9cada_Siglo_Rend%C3%B3n_2012.pdf

Rojas, M. (2009). No el abogado, "mejor el doctor". La imagen social del profesional del Derecho. Estudios Socio - Jurídicos, 11(2), 281 - 298. Obtenido de https://revistas.urosario.edu.co/index.php/sociojuridicos/article/view/430

Trejo, F. (14 de julio de 2015). El reto de los abogados. Obtenido de Milenio: https://www.milenio.com/opinion/francisco-trejo/columna-francisco-trejo/el-reto-de-los-abogados

 

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