Tips de derecho inmobiliario: criterios básicos para analizar los avalúos de inmuebles en propiedad horizontal (incluyendo el efecto actual del Covid - 19)

Hola a todos:


Hoy quiero hablarles de un tema, eminentemente técnico, pero frente al cual tienen que intervenir, muchas veces pasivamente, los abogados (especialmente en procesos civiles, mercantiles, societarios y de familia, más específicamente, procesos de sucesión, liquidatarios y ejecutivos). Se trata de los criterios legales fundamentales para realizar avalúos de inmuebles, más concretamente, aquellos afectados al régimen de propiedad horizontal, que son de general discusión y objeción. 


Así las cosas, voy a presentarles algunos puntos que sé serán de sumo interés, a la hora de analizar y objetar dichos avalúos.


De antaño, considerando la necesidad de tener procedimientos unificados, claros y actualizados para que las personas que se encarguen de realizar los avalúos especiales ordenados dentro del marco de la Ley 388 de 1997, puedan contar con un marco único para su ejecución, la Resolución IGAC 620 de 2008 (manteniendo la línea trazada por la misma entidad desde la Res. 762 de 1998) estableció el método “de comparación o de mercado”, técnica valuatoria que busca establecer el valor comercial del bien, a partir del estudio de las ofertas o transacciones recientes, de bienes semejantes y comparables al del objeto del avalúo, ofertas que deberán ser clasificadas, analizadas e interpretadas para llegar a la estimación del valor comercial (Art. 1º, Res. 620 de 2008, IGAC).

 

Cuando para la realización del avalúo se acuda a información de ofertas y/o transacciones (método de comparación o de mercado), es necesario que en la presentación del avalúo se haga mención explícita del medio del cual se obtuvo la información y la fecha de publicación, además de otros factores que permitan su identificación posterior. Para los inmuebles sujetos al régimen de propiedad horizontal (tal como es, precisamente, el inmueble en discusión) se debe presentar el valor por metro cuadrado de área privada de construcción. En los eventos en que sea posible, se deben tomar fotografías de los predios en oferta o de los que se ha obtenido datos de transacción para facilitar su posterior análisis (Art. 10, Res. 620 de 2008, IGAC).

 

Cuando para el avalúo se haya utilizado información de mercado de documentos escritos, éstos deben ser verificados, confrontados y ajustados antes de ser utilizados en los cálculos estadísticos. En los casos que existan datos de ofertas, de transacciones o de renta producto de la aplicación de los métodos valuatorios, la encuesta (que solo se usará para comparar y en los eventos de no existir mercado) no podrá ser tenida en cuenta para la estimación del valor medio a asignar (Inc. 1º y 2º, Art. 11, Res. 620 de 2008, IGAC).

 

Para la estimación del valor medio a asignar, es necesario calcular medidas de tendencia central y la más usual es la media aritmética. Siempre que se acuda a medidas de tendencia central es necesario calcular indicadores de dispersión tales como la varianza y el coeficiente de variación (Inc. 3º, Art. 11, Res. 620 de 2008, IGAC).

 

Cuando el coeficiente de variación sea inferior a +/- 75%, la media obtenida se podrá adoptar como el más probable valor asignable al bien. Cuando el coeficiente de variación sea superior a +/- 75%, no es conveniente utilizar la media obtenida y por el contrario es necesario reforzar el número de puntos de investigación con el fin de mejorar la representatividad del valor medio encontrado (Inc. 4º y 5º, Art. 11, Res. 620 de 2008, IGAC).

 

Si el perito decide separarse del valor medio encontrado, deberá calcular el coeficiente de asimetría para establecer hacia donde tiende a desplazarse la información, pero no podrá sobrepasar el porcentaje (%) encontrado en las medidas de dispersión ((Inc. 6º, Art. 11, Res. 620 de 2008, IGAC).

 

En cuanto a los avalúos de bienes sometidos al régimen de propiedad horizontal, el Art. 18 de la Res. 620 de 2008, IGAC, exige que el avalúo se practicará únicamente para las áreas privadas que legalmente existan, teniendo en cuenta los derechos provenientes de los coeficientes de copropiedad (Inc. 1º).

 

En este tipo de bienes, la identificación debe hacerse en los siguientes sentidos: Conformidad del régimen de propiedad con las normas generales. Las cubiertas son bienes comunes, así se hayan establecido como área privada. La conformidad de las áreas existentes con las establecidas en el régimen de propiedad horizontal. Cuando el bien se refiera a parqueaderos o garajes es necesario establecer si tienen restricciones tales como servidumbres, o se refieren a bienes comunes de uso exclusivo, que aun cuando influyen en el avalúo, no se les debe asignar valor independiente. Los bienes comunes son inseparables de las áreas de derecho privado, lo que restringe su comercialización independiente y esto influye en su valor comercial, así estos sean de uso exclusivo (Inc. 2º, Núm. 1º a 4º; Res. 620 de 2008, IGAC).

 

Frente al método de comparación o de mercado, la doctrina ha indicado que éste consiste en la estimación de un valor a partir de un conocimiento general y consensuado del mercado y del análisis de la oferta de propiedades parecidas al objeto de tasación. Es de aplicación a todo tipo de productos inmobiliarios y requiere de la existencia de un “mercado” que, en el sentido más amplio, no se trata del conocimiento de una operación puntual en un momento concreto, sino que ha de existir un auténtico mercado con una cierta representatividad en el ámbito y, por tanto, debe ser entendido como un análisis sobre un conjunto de ofertas y transacciones relativas al producto inmobiliario en cuestión.

 

Se basa en el principio de que el mercado es el auténtico patrón de valores inmobiliarios, lo cual es evidente en una economía general de mercado. La cantidad de producto en oferta asociado a sus características específicas y al nivel de precios que el mercado está dispuesto a pagar, determina así el valor del producto. Esta metodología es limitada cuando se trata de valorar productos con un escaso mercado o en ámbitos con poca dinámica de mercado. En estos últimos casos, se debe recurrir a buscar información en zonas homólogas o a otras metodologías alternativas, capaces de reproducir el valor de mercado del inmueble a partir de la suma de sus componentes (metodología aditiva), estableciendo analogías a partir de la comparación de los resultados.

 

El método de mercado es óptimo para estimar el valor real, a partir de un valor elaborado, extraído directamente del mercado, en el que se hallan implícitos el conjunto de características constructivas, cualitativas y locacionales. Teniendo en cuenta que la concurrencia en mercado entre nuevas y viejas construcciones constituye una característica general de las ciudades consolidadas, donde el sub mercado de nueva planta presenta unas cualitativas óptimas en unas ubicaciones concretas, mientras que el mercado secundario presenta una mayor diversidad en cuanto a las características cualitativas, ubicaciones, antigüedad de las edificaciones, conservación y reformas. Sin embargo, el nivel de ajuste de la estimación del valor depende en gran medida del volumen de información del mercado y de la calidad de la información recogida, siendo necesario en algunos casos recurrir a correcciones, sobre la base de mercado, para adecuarla a las características del producto a valorar.[1]

 

De acuerdo a las IVS (International Valuation Standards) elaboradas por el International Assets Valuation Standard Comittee (IVSC), el método de comparación es el que proporciona una indicación del valor del activo, comparando éste con otros idénticos o similares y con la información disponible sobre el precio, indicando que se deben considerar los precios de las transacciones de activos idénticos o similares que se hayan dado recientemente en el mercado, y que puede ser necesario ajustar la información del precio a partir de otras transacciones para reflejar cualquier diferencia en las condiciones de la transacción actual y en la base de valor y cualquier hipótesis que se vaya a adoptar en la valuación que va a emprenderse.[2]

 

La herramienta primordial para resolver con éxito una valoración de mercado es la de disponer de una amplia base de datos de mercado. La elaboración de una buena base de información de mercado requiere un conocimiento previo del funcionamiento de éste, su extensión, diversidad de productos, segmentos de oferta y demanda, coyuntura económica general, así como una primera aproximación a la diversidad de valores urbanos, al nivel de variabilidad de los mismos (máximos y mínimos), entre otros aspectos.

 

Recuérdese que la diferencia más significativa entre el método de mercado y otras metodologías (coste, capitalización, etc.) es que se parte de unos precios conocidos y se determina un valor coherente a los detectados en el mercado; de forma que se ajusta a las características propias del inmueble objeto de la valoración. No existe así, un proceso de valoración que pueda desvirtuar el resultado, se produce una determinación del valor directa, a partir de valores ya elaborados.

 

Así las cosas, la delimitación de la muestra es fundamental, pues la prospección del mercado de ofertas inmobiliarias permite el estudio de los factores económicos y coyunturales del mercado, así como la diversidad de oferta existente, con el fin de delimitar una muestra representativa de éste. Un buen estudio de mercado de carácter general debe contener una amplia y numerosa cantidad de información, lo que resulta a menudo excesivamente costoso; por tanto, se hace necesario trabajar sobre una muestra que debe elaborarse a partir de una base de información amplia, atendiendo al volumen de oferta y a la variación de valores detectada en los distintos sectores de estudio.

 

Ya que el objeto del método de comparables de mercado (basado en el principio de sustitución) es valorar el precio de un bien por medio de la comparación con otros bienes similares de los cuales se conoce el precio por haber sido objeto de transacciones recientes (siento presupuestos necesarios la existencia de un mercado inmobiliario de bienes comparables y acceso a la información sobre precios de oferta y demanda), para que este enfoque resulte en una medición adecuada del valor que mejor refleje el comportamiento del mercado,[3] la muestra escogida debe ser representativa de la diversidad de oferta en el mercado, debiendo delimitar el tamaño de ésta en función a los propósitos del evaluador, bien sea:

 

·         Muestreo amplio: cuando se trata de establecer la estructura de valores de un ámbito urbano, por lo que deberá obtenerse información de los diversos tipos constructivos en oferta, así como de las diferentes localizaciones posibles atendiendo al nivel de centralidad y demás externalidades urbanísticas.

 

·         Muestreo reducido o intencionado: dirigido por su parte a una determinada localización y a un tipo constructivo definido (de una cierta antigüedad, conservación, calidad constructiva, etc.), con el objeto de estimar el valor de una propiedad de similares características.

 

Frente a la estratificación de la muestra (selección de comparables), ésta consiste en agrupar la muestra en base a criterios de homogeneidad, en cuanto a las características físicas y locacionales más relevantes, de forma que permitan la comparación posterior. Los criterios de estratificación recogen los aspectos que denotan un funcionamiento segmentado del mercado, dando lugar a valores diferenciales. Éstos son:

 

·         El uso al que se destina la edificación (en este caso, residencial);

 

·         La tipología edificatoria (distinguiéndose entre tipologías unifamiliares, de baja densidad, y plurifamiliares, las más densas, puesto que constituyen segmentos de mercado independientes, en cuanto a la formación de valores);

 

·         La localización, como factor fundamental que aglutina el conjunto de características físicas, sociales, económicas y cualitativo – ambientales del entorno, encontrándose a menudo uy relacionada con las características de los edificios. Resaltando en este punto que el método de mercado se circunscribe a un espacio local concreto.[4]

 

·         La antigüedad o vetustez, entendida no como año preciso de construcción sino como intervalo de antigüedad dentro del cual las técnicas y estándares constructivos se pueden considerar asimilables. Pretendiéndose con ello establecer una cierta medida del desfase del tipo edificatorio preexistente con los más modernos, encaminada a evaluar la edad efectiva del inmueble (la cual pondera las reformas y el buen estado de conservación).

 

·         Calidad edificatoria, referida a la calidad constructiva general del edificio y de las piezas que lo componen (viviendas, oficinas, etc.), atendiendo a la superficie útil y otros factores[5] (por ejemplo, para lo que aquí nos incumbe, la distinción entre área de vivienda, parqueadero o bodega).

 

La selección de las muestras con base a criterios de estratificación (filtros) se erige como una aplicación de principios generales de valoración como lo son el de finalidad (la finalidad de valoración condiciona el método y las técnicas de valoración a seguir, siendo coherentes los criterios y métodos de valoración con la finalidad de la valoración); prudencia (ante varios escenarios o posibilidades de elección igualmente probables se elegirá el que dé como resultado un menor valor de tasación); y en particular, sustitución (el valor de un inmueble es equivalente al de otros activos de similares características sustitutivos de aquel).[6]

 

La importancia del principio de sustitución radica en que, independiente del carácter unificador de las metodologías (según la intención del IGAC, como lo plantea en sus considerandos la Resolución 620 de 2008), en el método de mercado, bajo la apariencia de unos métodos cuantitativos, epistemológicamente objetivos y planteados con enfoques tecnicistas y utilitaristas, se da la presencia de parámetros subjetivos (que aparecen incorporados en las mismas variables, de manera que el resultado de las formulaciones de los modelos toman la apariencia de un valor objetivo, científicamente correcto y único), específicamente, en cuanto a la evaluación de la localización, así como, en general, de los diferentes atributos de la edificación cara a la selección de comparables y realización de las oportunas correcciones.

 

De tal forma que, en la práctica, siempre la “percepción individualizada de cada valorador” juega un papel determinante en la estimación del valor.[7] Es decir, la carga de subjetividad se incorpora previamente a la aplicación de la fórmula matemática que nos dará un valor objetivo.[8]

 

Lo arriba indicado, por cuanto se tiene entendido que un precio es un hecho, y un valor es una estimación de lo que el precio debería ser.[9] Al respecto, debe reconocerse que en el mercado inmobiliario solo existen precios. El precio refleja las condiciones específicas de una transacción concreta, y por tanto del acuerdo entre un comprador y un vendedor específicos. El precio representa, por tanto, un acuerdo subjetivo entre un segmento individual (un cuánto) de la oferta y de la demanda. Pero al venir el comportamiento de compradores y vendedores determinado objetivamente por las reglas económicas y los hábitos sociales, los precios tienden a converger. El valor de mercado es el resultado de esa convergencia. El valor es así el precio más probable por el que un comprador y un vendedor que actúen económicamente se pondrán de acuerdo en la transmisión de un inmueble; un hecho económico objetivo, resultado de la teoría económica de la localización espacial.

 

En este contexto, volvemos a la afirmación de que, en el método de mercado, existirá siempre una determinada carga (y eventual objeción) de subjetividad, en el proceso de selección de comparables y la concreción de las correcciones a realizar por diferencias con el sujeto de valoración. Así, cabe preguntarse lo siguiente: ¿Qué criterios objetivos pueden conducir a escoger una u otra muestra de comparables? ¿Cómo proceder a segmentar el mercado, delimitando qué es parecido y qué no lo es? ¿Cómo corregir los comparables, atendiendo las diferencias con el sujeto de valoración? ¿Cómo conciliar los valores resultantes?

 

Éstas son algunas de las cuestiones centrales del método que implican una mayor dificultad intrínseca para su definición objetiva, reiterando nuevamente que el fundamento del método de comparación o de mercado, tal como es mayormente aplicado, se encuentra en el principio de sustitución (el valor de un inmueble es equivalente al de otros activos de similares características sustitutivos de aquel; pues el comprador de un bien inmobiliario se decide por la alternativa más ventajosa desde el punto de vista económico y está dispuesto a pagar la misma cantidad por aquellos inmuebles con iguales características o que pueden sustituirse por otro sin ventaja o desventaja importante, [10] lo cual implica partir de la indiferencia de los potenciales adquirentes, presumiendo que éstos no tienen opiniones subjetivas ni preferencias a favor de alguno determinado).[11]

 

De ahí que al método de comparación de mercado en su formulación vulgar (selección de comparables, corrección y conciliación) debe atribuírsele con razón una naturaleza subjetiva e inductiva, no científica. Ante lo cual, cabe preguntarse: ¿Debe renunciarse, por tanto, al método de mercado? La posición mayoritaria coincide en decir que no. Se debe renunciar tan solo a la entronización de la comparación como procedimiento indubitado de determinación del valor. Para lo cual, la definición estadística del valor de mercado, como precio más probable (o más específicamente, aquel precio que se obtendría entre agentes independientes en un mercado competitivo y transparente, en condiciones de falta de urgencias u otros condicionantes como la especulación),[12] ha de ser un elemento clave de la disciplina teórica de la valoración, por el referido método comparativo.[13] Lo anterior nos lleva al problema de la homologación, esto es, realizar ajustes a los comparables (los bienes inmuebles encontrados en oferta o venta en el mercado) de tal manera que se llegue a lograr una homologación de dichos comparables con relación al sujeto (inmueble objeto de análisis o de estudio).

 

El procedimiento de homologación es necesario ante la imposibilidad de encontrar inmuebles o zonas idénticas, pretendiéndose así reducir o ajustar las diferencias existentes entre estos inmuebles similares, pero no idénticos. Siendo el factor de homologación la cantidad mediante la cual se efectúa dicho proceso, expresando en número las diferencias cualitativas o cuantitativas que se encontraron entre el sujeto analizado y los inmuebles comparables obtenidos con la investigación de mercado.

 

Para el efecto, el sistema de homologación (método comparativo de valores homogéneos) emplea coeficientes o factor de homologación, correctivos de ajuste, y trata de analizar los valores encontrados de los inmuebles comparables, homologándolos con respecto al inmueble en estudio o el sujeto, premiando o castigando en función de sus características. Tomando como base siempre al sujeto, se proporcionará un coeficiente de 1,00 al sujeto, aplicando el factor de homologación del comparable, considerando una característica específica, la cual deberá ser siempre menor a 1,0 cuando en función de dicha característica, el sujeto sea de menor calidad al comparable, y viceversa: superior a la unidad, cuando el sujeto sea de mejor calidad al comparable.[14]

 

Se ha dicho que la intención de la estadística es tratar de conocer el comportamiento de una variable de una población a partir de observar el comportamiento de la variable dentro de la muestra. Se esperaría que el comportamiento de la variable dentro de la muestra efectivamente refleje el comportamiento de la variable dentro de la población. Y en ese sentido, podríamos esperar que todas las medidas estadísticas que tomemos dentro de una muestra sean similares a las que aparecerían en una población si es que pudiéramos calcularlas. Por ejemplo, la media de una muestra se esperaría a que fuera igual a la media de la población de donde fue tomada la muestra, más allá de que no podamos calcular la media de la población. Esto ocurre para la media y para todas las demás medidas estadísticas de tendencia central (mediana, moda, media ponderada).[15]

 

Lo expuesto, pues la representatividad es la característica más importante de una muestra estadística, y se define como la capacidad de un subconjunto de presentar iguales características a las del conjunto completo (población). Por ende, el muestreo adquiere todo su sentido en cuanto se garantice que las características que se quieren observar en la población quedan reflejadas adecuadamente en la muestra.

 

Se reitera, una muestra será representativa de la población de la que fue tomada, si la suma de sus características se aproxima al conjunto de características de la población. Aclarando que las muestras no tienen que ser representativas en todos los aspectos, limitándose a las características más importantes para los intereses reales del estudio. Se establece entonces que, la representatividad solo puede responder a la muestra generada por medio de herramientas estadísticas, pudiendo eventualmente no existir relación entre los conceptos de representatividad y cobertura, por cuanto esta última es la proporción de elementos seleccionados en la muestra respecto de la población.[16]

 

Las técnicas de muestreo son un conjunto de técnicas estadísticas que estudian la forma de seleccionar una muestra representativa de la población, es decir, que represente lo más fielmente posible a la población a la que se pretende extrapolar o inferir los resultados de la investigación, asumiendo un error mesurable y determinado. Sin embargo, no existe un método de muestreo que garantice plenamente que una muestra sea representativa de la población que sometemos a estudio.

 

La mejor forma de asegurar la validez de las inferencias es seleccionar la muestra mediante una técnica aleatoria. A este tipo de muestreo se le denomina muestreo probabilístico y puede definirse como aquel en que todos los individuos de la población tienen una probabilidad de entrar a formar parte de la muestra (normalmente equiprobable, es decir, con la misma probabilidad).

 

Entre los métodos de muestreo probabilístico más utilizados en investigación, encontramos los siguientes: muestreo aleatorio simple, estratificado, sistemático y muestreo en etapas múltiples:

 

·         El muestreo con selección aleatoria simple es la modalidad más conocida y que alcanza mayor rigor científico, garantizando la equis – probabilidad de elección de cualquier elemento, y la independencia de selección de cualquier otro. En este se extraen al azar un número determinado de elementos (n) del conjunto mayor (N) o población, de acuerdo con los siguientes pasos:

 

·         Definir la población, confeccionando una lista de todos los elementos o registros, asignándoles números consecutivos desde 1 hasta N;

·         La unidad de estudio de la muestra debe ser la misma;

·         Definir el tamaño de la muestra;

·         Extraer al azar los elementos.

 

La muestra seleccionada con este método quedará formada por los n elementos obtenidos mediante sorteo de la población. Los procedimientos más comunes de extracción de los elementos de este tipo de muestreo son las tablas de números aleatorios, incluidas en los manuales de estadística, los clásicos sistemas de lotería, y otros procedimientos de extracción al azar, como las aplicaciones informáticas.

 

Es un método sencillo y de fácil comprensión, con cálculo rápido de mediana y varianzas. Como desventaja de los muestreos aleatorios simples, se sabe que, en muestras pequeñas, puede no representar adecuadamente a la población.

 

·         Un muestreo estratificado se utiliza cuando la población es posible conformarla en estratos o conjuntos homogéneos, con respecto a la característica o variable que se estudia. Dentro de cada estrato o área, se puede aplicar el muestreo aleatorio o sistemático, consistente en subdividir la población en subgrupos o estratos con arreglo a la/s característica/s que se consideren, y en elegir la muestra de modo que los diferentes estratos queden representados.

 

El muestreo estratificado tiende a asegurar la representatividad de la población para las variables de estratificación. Sus estimaciones son más precisas. Pueden aplicarse diferentes fracciones de muestreo dentro de cada estrato. Sin embargo, debe conocerse la distribución en la población de las variables de estratificación.

 

En efecto, cuando la población determinada sea inferior a 200 elementos, se recomienda la selección aleatoria simple, y en cambio, cuando existan más de 200 registros, se sugiere adoptar el muestreo estratificado. No obstante, se podrá emplear estratificación en poblaciones de tamaño menor, aunque la ventaja de estratificar radica en la proporcionalidad que logra para todos los espacios de la población.[17]

 

Los diseños de una investigación en que interviene el azar producen muestras representativas la mayoría de las veces, aunque no garantizan la representatividad de la población que sometemos a estudio. Aunque en muchos estudios no es posible obtenerla rigurosamente de esta forma, es importante seleccionarla intentando que sea lo más parecida posible a la población de interés. En este caso, el muestreo no probabilístico utiliza métodos en que no interviene el azar y, por lo tanto, se desconoce la probabilidad asociada a cada individuo para formar parte de la muestra. Normalmente estos métodos se utilizan en estudios exploratorios o intencionales, en los cuales no es necesario proyectar los resultados. El inconveniente de este método es que no puede asegurarse la representatividad de la muestra.

 

Ahora, en cuanto a los tipos de muestreo no probabilístico (aquellos en los que no conocemos la probabilidad de que un elemento de la población pase a formar parte de la muestra, ya que la selección de los elementos muestrales depende en gran medida del criterio o juicio – inherentemente subjetivo – del investigador), tenemos los siguientes: muestreo de conveniencia, muestreo discrecional y muestreo por cuotas:

 

·         En el muestreo de conveniencia, el investigador decide qué individuos de la población pasan a formar parte de la muestra en función de la disponibilidad de los mismos (proximidad con el investigador, etc.).

 

·         En el muestreo discrecional, la selección de los individuos de la muestra es realizada por un experto que indica al investigador qué individuos de la población son los que más pueden contribuir al estudio. Este muestreo es adecuado si dentro de la población que queremos estudiar, existen individuos que no queremos que se nos escapen por utilizar un método totalmente aleatorio o de conveniencia.

 

·         En el muestreo por cuotas, si se conocen las características de la población a estudiar, se elegirán los individuos respetando siempre ciertas cuotas prefijadas.[18]

 

Finalmente, al seleccionar una muestra pueden cometerse dos tipos de errores: los errores aleatorios y los errores sistemáticos o sesgos. El error aleatorio corresponde a la diferencia entre el resultado obtenido a partir de la muestra y la realidad de la población (debido a no estudiar la población completa).

 

El error aleatorio se debe en mayor parte al azar y no afecta a la validez interna del resultado, pero puede disminuir la probabilidad de encontrar relación entre las variables estudiadas. Es un error que no puede eliminarse a no ser que estudiemos toda la población, pero puede disminuirse aumentando el tamaño de la muestra y la precisión de las mediciones.

 

Por su parte, los errores sistemáticos o sesgos son los errores que se cometen en el procedimiento del estudio. Los sesgos no se modifican al aumentar el tamaño muestral, y se clasifican así: sesgos de selección, sesgos de información y sesgos de confusión.



Todo lo anterior, para resolver tal vez el principal problema que se presenta al analizar un avalúo: la representatividad de la muestra. 


Ahora, otros tópicos de discusión que a veces ocurren:


Según el Art. 6º de la misma Resolución IGAC 620 de 2008, una de las etapas para la elaboración de los avalúos es el reconocimiento en terreno del bien objeto de avalúo, reconocimiento que en todos los casos deberá ser adelantado por una persona con las mismas características técnicas y profesionales de la persona que ha de liquidar y firmar el avalúo (Núm. 5º, Art. 6º). Y que en la visita de reconocimiento deberán tomarse fotografías que permitan identificar las características más importantes del bien, las cuales posteriormente permitan sustentar el avalúo (Núm. 6º, Art. 6º, Resolución IGAC 620 de 2008).


Ello, para indicar que aspecto fundamental a verificar es si el perito efectivamente realizó de manera personal la visita al inmueble. Parece obvio, pero muchas veces eso ni siquiera sucede.


Adicionalmente, el reconocimiento de mejoras o, por el contrario, de daños al inmueble. el Art. 1º del Decreto 422 de 2000, consagra la objetividad como uno de los criterios a los que deben sujetarse los avalúos, definida ésta en que los avalúos se basarán en criterios objetivos y datos comprrobables, cuyas fuentes sean verificables y comprobables. Cuando se observan mejoras o daños (por ejemplo, filtraciones por humedades), es usual acudir a un referente de literatura ampliamente reconocido en el sector inmobiliario y constructor, la revista Construdata (https://www.construdata.com/), o similares, lo cual hay que verificar a fin de cotejar la información.


En punto de lo cual existe otro alegato común, consistente en asegurar que los pisos superiores valen más que los inferiores. En ninguna parte de la Resolución IGAC 620 de 2008 (que constituye el referente obligado y por demás, único para la práctica de avalúos comerciales sobre inmuebles) se hace semejante señalamiento. Y si se trata de invocar que el valor de un inmueble sometido al régimen de propiedad horizontal (en este caso, un apartamento) aumenta en la medida en que se ubica en los pisos superiores del mismo edificio, ésta es una afirmación genérica que no puede tomarse como referente obligante sin estudiar en cada caso específico, y que, además, se puede entender superada por el perito, atendiendo a la representatividad de la muestra tomada por él para hacer la valoración.


Nótese que el hecho de vivir en pisos altos, medios o bajos de un edificio, ofrece ventajas y desventajas particulares que no permiten arribar así no más a la conclusión arriba señalada. 



De hecho, si bien vivir en un último piso implica que el residente no estará en contacto directo con el exterior (lo que significa que no deberá soportar el ruido de la calle, la contaminación, el paso constante de los peatones y el murmullo de los establecimientos comerciales, de la misma manera que sí lo sufren los residentes de los primeros pisos), que podrá disfrutar de la mejor vista en todo el edificio y tener una mayor cantidad de iluminación natural al interior de su hogar, o que no deberá preocuparse por tener un vecino ruidoso en el piso superior; también lo es que al estar ubicado en la parte más alta del edificio, el residente sentirá con mayor intensidad climas incómodos como la lluvia torrencial, las altas temperaturas y el frío inclemente; será más vulnerable ante eventualidades como los sismos o cualquier situación que requiera de la evacuación de emergencia del edificio; el hecho de acceder a su vivienda mediante las escaleras (si el edificio carece de ascensor o éste se descompone).

 

Y por supuesto, si el inmueble queda ubicado en el último piso del edificio, el copropietario se ve expuesto a toda una serie de situaciones derivadas de colindar, por el cenit, con la cubierta superior del edificio. Por ejemplo, las humedades que muchas veces suceden.


No está de más hablar, por último, de la situación que actualmente se está presentando en punto de analizar los efectos de la pandemia del Covid - 19 en la dinámica del sector inmobiliario, y su posible efecto en el precio de los inmuebles. 


Al respecto, es oportuno aclarar lo siguiente:


Si bien la crisis económica global desatada por la pandemia del nuevo coronavirus Covid – 19 es un fenómeno inesperado, sumamente complejo y de implicaciones que no se pueden vislumbrar claramente, lo cierto es que ya, habiendo pasado un año y un mes desde el inicio en Colombia de la declaratoria de la emergencia sanitaria, el mercado inmobiliario colombiano, si bien se ha contraído (como resultado de la recesión económica actual), ha experimentado una reducción en la tasa de crecimiento (esto es, se ha reportado una tasa de crecimiento en el año 2020 inferior a la tendencia que se llevaba de años anteriores), eso sí, considerado que el mercado inmobiliario, concretamente el de venta ha seguido experimentando crecimiento, lo cual es muy diferente a la simple sugerencia de que por el Covid los inmuebles perdieron valor.


En otras palabras, el mercado inmobiliario en Colombia ha seguido creciendo, pero a una tasa de crecimiento inferior a la que llevaba con la ola especulativa (alcista) de años anteriores, es decir, la tendencia que llevaba desde los años 2010 - 2014, pero que experimentaba una baja ya en 2018 y 2019 (https://revistas.uexternado.edu.co/index.php/ecoins/article/view/4084/4790)


Al respecto, invoco la literatura más reciente:

 

Curiosamente, como una de las medidas tomadas por los diferentes gobiernos para frenar la crisis es reducir las tasas de interés, quienes han mantenido su trabajo y contaban con ahorros, están aprovechando que las tasas de interés de los créditos hipotecarios han llegado a niveles históricamente bajos, lo cual ha impulsado, paradójicamente, el mercado inmobiliario en varios países (https://www.bbc.com/mundo/noticias-54035630)

 

Según Global Property Guide (https://www.globalpropertyguide.com/Latin-America/Colombia) quien se basa en las cifras del DANE y del Banco de la República, el sector residencial en Bogotá, experimentó un crecimiento positivo de 1,31% (ajustada la inflación), resultado de una disminución en la tasa negativa de crecimiento (-1,12%) que ya venía experimentando el sector inmobiliario en el año 2019 (-3,98%).


Y en términos nominales, el sector residencial en Bogotá experimentó un crecimiento positivo entre 2019 y 2020, del 1,5%, representado por un incremento positivo de 0,48% frente al crecimiento negativo (-0,33%) que venía experimentando en el año 2019. 


Lo expuesto, a fecha 8 de marzo de 2021

(https://www.globalpropertyguide.com/house-prices-indices/house-price-changes-year-to-end-q4-2020) (https://www.globalpropertyguide.com/home-price-trends


Según informe del Banco de la República (reseñado por La República, el 16 de octubre de 2020), si bien el tiempo que toma vender una vivienda usada aumentó en Bogotá, y que el sector inmobiliario sufrió en general un enorme impacto específicamente en los meses de marzo a junio, atendiendo al congelamiento de actividades por la crisis sanitaria, la vivienda usada no terminó sintiendo tan fuertemente ese fenómeno.


(https://www.larepublica.co/infraestructura/la-vivienda-usada-no-esta-sintiendo-el-impacto-del-covid-19-3074594)

 

En 2021, un estudio del BBVA (divulgado por Semana el 8 de abril de 2021) indica, tal como otras fuentes así lo sostienen, que el sector de la vivienda creció, aunque se deterioró el mercado de la vivienda usada, pero no en el precio, sino en los tiempos de comercialización (a la fecha, un promedio de 9 meses), espacio de mercado que fue ganado por la vivienda nueva. Pero en todo caso, subsiste para lo que aquí interesa, una mayor valorización de los predios, siendo Bogotá una de las ciudades con mayor proyección, a pesar de la crisis (https://www.semana.com/economia/macroeconomia/articulo/vivienda-en-colombia-estas-son-las-ciudades-en-las-que-mas-se-valorizo-la-propiedad/202155/)

 

De hecho, un estudio reciente (16 de diciembre de 2020) de la Unidad Administrativa Especial de Catastro Distrital – UAECD, de la Alcaldía de Bogotá, mostró que en cuanto a la venta de apartamentos, la localidad de Usaquén (en la cual se ubica el inmueble objeto de avalúo, localizado éste último en el barrio Cedritos), fue aquella con mayor participación en el mercado, experimentando un incremento de su precio promedio de $5 millones a $5.1 millones de pesoss, incremento porcentual del 2,8% en periodo Covid frente al periodo pre – Covid (https://www.catastrobogota.gov.co/noticia/vivienda-en-bogota-estas-son-las-zonas-donde-mas-aumentaron-los-precios-este-ano)


Por supuesto, si de lo que se trata es de acudir a fuentes directas, les invito al sitio web del Banco de la República, para revisar el Índice de Precios de la Vivienda Usada – IPVU, indicador macroeconómico que mide la evolución trimestral y anual de los precios de la vivienda usada (que se construye por la entidad con base en la información de avalúos de présamos de vivienda reportados por Davivienda, BBVA, AV Villas, Bancolombia, Colmena BCSC y Colpatria), en demostración de mis afirmaciones (https://www.banrep.gov.co/es/estadisticas/indice-precios-vivienda-usada-ipvu)

 

De igual manera, como referente complementario (pues se usa ampliamente para estudios integrados para establecer el efecto del subsector de la vivienda nueva frente a los sectores inmobiliario y de construcción, en el estudio macroeconómico de los correspondientes agregados económicos), el sitio web del Departamento Administrativo Nacional de Estadística – DANE, contentivo de las estadísticas del sector de la construcción, incluyendo entre ellos la cartera hipotecaria de vivienda, el índice de valoración predial y otros datos estadísticos (https://www.dane.gov.co/index.php/estadisticas-por-tema/construccion)

 

Otras fuentes de literatura disponibles (de fechas posteriores al inicio de la pandemia, esto es, finales de 2020 y lo que llevamos de 2021), apuntan a señalar, sin desconocer el efecto recesivo (por demás, obvio) de la pandemia, que la contracción del mercado inmobiliario no ha sido tan marcada como algunos quisieran sugerir, indicando expresamente que la actividad que ha experimentado mayor dinamismo ha sido el arrendamiento de inmuebles (en el sector residencial, marcado ante todo por un desplazamiento de segmentos de mercado que aprovecharon la nueva dinámica del mercado para no renovar los contratos vigentes antes de la pandemia, y buscar apartamentos en otras locaciones y estratos y con especificaciones de espacio y demás, diferentes), y un comportamiento prudente de los oferentes de inmuebles, que no están dispuestos a vender sus inmuebles por precios inferiores a los previstos antes de la crisis, salvo situaciones de urgencia económica muy particulares:

 

https://www.aa.com.tr/es/econom%C3%ADa/-c%C3%B3mo-ha-reaccionado-el-sector-inmobiliario-a-la-pandemia-del-coronavirus-en-colombia-/2049782

 

https://www.elespectador.com/noticias/bogota/en-bogota-por-cada-cinco-ofertas-de-venta-de-vivienda-usada-hay-tres-de-arriendo/

 

https://www.oikos.com.co/inmobiliaria/noticias-inmobiliaria/como-va-el-sector-inmobiliario

 

https://www.elespectador.com/noticias/economia/como-ha-reaccionado-el-sector-inmobiliario-a-la-pandemia-en-colombia/

 

https://www.elespectador.com/noticias/bogota/ni-la-pandemia-ha-podido-frenar-el-alto-precio-de-la-vivienda-en-bogota/

 

https://www.elespectador.com/noticias/economia/como-ha-reaccionado-el-sector-inmobiliario-a-la-pandemia-en-colombia/

 

https://gomezpinzon.com/la-nueva-realidad-del-sector-inmobiliario-en-colombia/

 

https://www.larepublica.co/infraestructura/la-pandemia-en-el-mercado-inmobiliario-3074632

 

https://www.latinpymes.com/vivienda-usada-la-mejor-alternativa-para-invertir-las-cesantias/

 

https://www.ceuiam.com/business-school/cuatro-tendencias-del-mercado-inmobiliario-en-pandemia--post

 

https://www.lahaus.com/blog/tendencias-del-mercado/reporte-tendencias-busqueda-vivienda-propia-2020

 

https://www.portafolio.co/economia/viviendas-permanecen-seis-meses-vacias-en-el-mercado-549077

 

https://www.portafolio.co/economia/viviendas-permanecen-seis-meses-vacias-en-el-mercado-549077

 

https://www.finco.co/blog/01-preciosVentaBogota

 

https://www.latinpymes.com/cierre-y-perspectivas-2021-del-sector-inmobiliario-corporativo/

 

https://www.valoraanalitik.com/2021/01/26/mercado-de-inmuebles-corporativos-en-colombia-2020/

 

https://elsitioinmobiliario.com.co/tendencias-del-sector-inmobiliario-en-colombia-2021/

 

https://www.grupobancolombia.com/wps/portal/negocios/actualizate/perspectivas-economicas/ventas-vivienda-nuevo-normal

 

https://minvivienda.gov.co/sala-de-prensa/sector-vivienda-sigue-consolidando-su-recuperacion

 

https://www.ciencuadras.com/blog/tendencias/comportamiento-del-mercado-colombiano-de-vivienda-nueva-2021

 

https://www.america-retail.com/colombia/los-inmuebles-corporativos-tuvieron-una-dinamica-divergente-en-2020/

 

https://confidencialcolombia.com/economia/cierre-y-perspectivas-2021-del-sector-inmobiliario-corporativo/2020/12/11/

 

https://blog.fincaraiz.com.co/juntos-nos-cuidamos/impacto-pandemia-sector-inmobiliario/

 

https://forbes.co/2020/08/19/red-forbes/la-finca-raiz-la-gran-perdedora-en-esta-crisis/

 

https://www.uniminutoradio.com.co/como-se-encuentra-el-sector-inmobiliario-en-medio-de-la-pandemia/

 

https://www.portafolio.co/economia/balance-del-sector-de-actividades-inmobiliarias-en-2020-550512

 

https://www.portafolio.co/economia/balance-del-sector-de-actividades-inmobiliarias-en-2020-550512

 

https://www.portafolio.co/mis-finanzas/vivienda/analisis-tres-aspectos-a-tener-en-cuenta-a-la-hora-de-elegir-su-vivienda-543824

 

https://fondoinmobiliariocolombia.com/retos-y-oportunidades-sector-inmobiliario-a-raiz-de-la-pandemia/1033/

 

https://www.semana.com/economia/empresas/articulo/arriendos-en-el-sector-retail-los-mas-afectados-en-la-pandemia/202108/


Hasta una próxima oportunidad,



Camilo García Sarmiento





[1] García Almirall, María Pilar. Introducción a la valoración inmobiliaria. 2ª Edición. Centre de Politica de Sól I Valoracions – Departament de Construccions Arquitectóniques I escola Técnica Superior d’Arquitectura de Barcelona. Octubre de 2007. Págs. 24 – 25. Internet: https://upcommons.upc.edu/bitstream/handle/2117/17393/report.pdf

[2] IVSC, International Valuation Standards Council, Normas Internacionales de Valuación. ATA – S.A., 2012, pág. 24. Citado por Bances. María Fernández: Valoraciones Inmobiliarias. Análisis comparativos de las normativas de valoración inmobiliarias: españolas (Orden ECO 805 / 2003), europeas (EV) e internacionales (IVS). Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid. Otoño 2015 – 2016. Pág. 21. Documento original recuperado de Internet: http://oa.upm.es/39237/1/TFG_Maria_Fernandez_Bances.pdf

[3] Castaño Gómez, María Alejandra, y Tamayo Castillo, Juan Camilo. Métodos de valoración para activos inmobiliarios y su aplicabilidad en Colombia. Universidad EAFIT, Medellín. 2014. Págs. 24 – 25. Recuperado de Internet: https://repository.eafit.edu.co/bitstream/handle/10784/5318/Mar%EDaCasta%F1o_%20JuanTamayo_2014.pdf;jsessionid=FECE6CAC3FEEB2544F3ED39D22322150?sequence=2

[4] Carrizo Moreira, Antonio; Oliveira Tavares, Fernando; Teixeira Pereira, Elisabeth. Valoración Inmobiliaria. Aplicación del método de rentas en los municipios portugueses. En Revista Galega de Economía. Vol. 23. Núm. 1. Enero – junio 2014. Págs. 187 – 202. Universidade de Santiago de Compostela. Santiago de Compostela, España. Recuperado de Internet: https://www.redalyc.org/pdf/391/39133717001.pdf

[5] García Almirall, María Pilar. Ob. Cit. Págs. 42 – 43 y 46 – 47. Documento original recuperado de Internet: https://upcommons.upc.edu/bitstream/handle/2117/17393/report.pdf

[6] Humaral Nahed, Iván, y Roca, Josep. Valoraciones inmobiliarias Método: Comparación de Mercado. Marzo de 2009. Documento original recuperado de Internet: https://www.researchgate.net/publication/33422773_Valoraciones_Inmobiliarias_Metodo_Comparacion_de_Mercado

[7] Bernat, J. Epistemología de la Valoración Inmobiliaria: Estudio de la cuestión a partir de la bibliografía en catalán y castellano. Tesis de Maestría en Valoraciones Inmobiliarias. Diciembre de 1994. Pág. 178. Citado por Roca Cladera, Josep. La valoración inmobiliaria: ¿ciencia, arte u oficio? En Catastro Monografía. Dirección General del Catastro – Secretaria de Estado de Hacienda – Ministerio de Hacienda, Gobierno de España. Enero 1996. Pág. 8. Internet: http://www.catastro.meh.es/documentos/publicaciones/ct/ct27/art1.pdf

[8] Bernat, J. Ob. Cit. Pág. 184. Citado por Roca Cladera, Josep. Ob. Cit. Pág. 10. Documento recuperado de Internet: http://www.catastro.meh.es/documentos/publicaciones/ct/ct27/art1.pdf

[9] McMichael, A. Tratado de Tasación. Editorial Labor S.A., Argentina, Buenos Aires – Montevideo, 1949. Citado por Citado por Roca Cladera, Josep. Ob. Cit. Pág. 10. Documento original recuperado de Internet: http://www.catastro.meh.es/documentos/publicaciones/ct/ct27/art1.pdf

[10] Rodríguez Sáez, Rafael. Introducción a la valoración inmobiliaria. Tasar en tiempos revueltos. Agrupación de Arquitectos Peritos Judiciales y Forenses. Colegio Oficial de Arquitectos, Granada, España. Internet: https://www.academia.edu/35405047/Introducci%C3%B3n_a_la_Valoraci%C3%B3n_Inmobiliaria

[11] De la Cierva Rodríguez de Rivas, Cristina. Valor inmobiliario y estructura urbana. El análisis del tipo edificatorio como estrategia para la valoración territorial (Tesis Doctoral). Escuela Técnica Superior de Arquitectura. Universidad Politécnica de Madrid, Madrid, España. 2015. Pág. 70. Internet: https://core.ac.uk/download/pdf/148680283.pdf

[12] Pulet Andreu, Francisco Daniel. Los diferentes métodos de valoración de inmuebles y sus efectos en distintos impuestos. Universitat Oberta de Catalunya. Pág. 14. Documento recuperado de Internet: http://openaccess.uoc.edu/webapps/o2/bitstream/10609/69865/7/puletTFM0617memoria.pdf

[13] Roca Cladera, Josep. Ob. Cit. Pág. 15. Documento recuperado de Internet: http://www.catastro.meh.es/documentos/publicaciones/ct/ct27/art1.pdf

[14] Hidalgo Silva, Silvia Leticia. Teorías y criterios formativos del valor en bienes inmuebles. Universidad Autónoma de Nuevo León. México. Junio 2004. Pág. 128 – 129. Internet: http://eprints.uanl.mx/304/1/1020149936.PDF

[15] Hernández Trevethan, Hugo Manuel. Varianza, desviación estándar y amplitud. En Estadística y probabilidad (MOOC). Universidad Autónoma de México – Coursera. Internet: https://www.coursera.org/learn/estadistica-probabilidad/lecture/bo1Dz/varianza-desviacion-estandar-y-amplitud

[16] Unidad Técnica de Control Externo, Contraloría General de la República de Chile. Guía Práctica para la construcción de muestras. Abril de 2012. Pág. 7. Internet: https://www.oas.org/juridico/PDFs/mesicic4_chl_const.pdf

[17] Unidad Técnica de Control Externo, Contraloría General de la República de Chile. Ob. Cit. Págs. 9 - 10. Internet: https://www.oas.org/juridico/PDFs/mesicic4_chl_const.pdf

[18] Canal Díaz, Neus. Técnicas de muestreo. Sesgos más frecuentes. En Revista Oficial de la Sociedad Española de Enfermería Nefrológica. 9 – Cap. 9. 1º de enero de 2006. Págs. 121 – 126. Internet: https://www.revistaseden.org/files/9-CAP%209.pdf



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