Apuntes sobre resolución de conflictos: características y aspectos de la negociación
Publicado por: Camilo García Sarmiento
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Hola a todos:
En el ejercicio de la profesión del Derecho, a nivel de consultoría y litigio, la interacción entre los abogados y sus clientes gira siempre alrededor de la prevención y solución de conflictos. Y ello nos ubica en el escenario de la negociación.
La mayoría de las personas y,
especialmente los empresarios, se ven constantemente envueltos en negociaciones
de diferente índole. Por ello, negociar y negociar bien, adquiere importancia
fundamental para poder lograr mejores relaciones y posiciones en la vida.
La negociación, como se verá, es un
proceso y una técnica mediante los cuales dos o más partes construyen un
acuerdo. Negociar es “hacer negocio”,
esto es, intercambiar y regatear (intercambiar promesas y contraer compromisos
formales, tratando de resolver sus diferencias), lo cual supone que cada uno
desea lo que posee el otro, pero evidentemente, al menor precio posible.
Por otra parte, solo se negocia cuando
cada uno desea obtener algo a costa del otro, lo cual implica la existencia de
una satisfacción (obtener lo que se desea) y una insatisfacción (dar lo que se
posee), al mismo tiempo. Todo ello nos conduce al concepto de poder, noción de
carácter relacional, que surge de la dependencia de recursos e implica la
libertad para tomar decisiones. Por lo cual, a fin de encontrar acuerdos
recíprocamente satisfactorios, la comunicación, así como la estrategia, cobran
fundamental relevancia para toda negociación.
Para poder establecer los fundamentos
conceptuales de la negociación (a entenderse como un proceso de intercambio de
información y compromisos), la cual se suele dar en forma de diálogo entre las
partes (en donde cada uno tiene interés en lo que la otra parte tiene o puede
ofrecer), primero debemos saber qué es un conflicto.
El conflicto es una relación entre dos
o más partes (individuos o grupos) que consideran que sus objetivos son
incompatibles. Esto significa que no existe un conflicto mientras los actores o
partes no reconozcan que una situación es conflictiva (aunque puede haber
problemas latentes creándose y dividiendo lentamente a estas partes).
Los conflictos surgen en distintos
niveles: intrapersonal o interpersonal, intra – grupal o intergrupal; en
incluso en el ámbito intra - estatal (guerras civiles, campañas genocidas,
depuración étnica, etc.) o interestatal (conflictos entre estados).
En todo conflicto reside una
contradicción entre los distintos objetivos. Sin embargo, no todas estas
contradicciones se manifiestan, pudiendo permanecer el conflicto latente o
inactivo durante algún tiempo si la contradicción no se muestra y se resuelve.
Los conflictos son un componente
esencial de una transformación, conduciendo a los cambios en las estructuras,
las instituciones y las prácticas de una sociedad. Así las cosas, los
conflictos pueden ser constructivos, dependiendo de cómo se gestionen, y de
cómo las partes lo aborden y se comprometan las unas con las otras. Esto es, un
conflicto se vuelve constructivo cuando las partes implicadas dan a conocer sus
intereses y necesidades, y trabajan juntas para cubrirlas.
Al contrario, un conflicto se vuelve
destructivo si se vuelve violento, es decir, cuando una parte recurre a la
fuerza psicológica y física para resolver el desacuerdo.
Según Galtung, un conflicto a menudo
puede dividirse en dos fases: escalada y reducción. En teoría, pueden
identificarse siete sub fases (contradicción, polarización, violencia, guerra,
retirada, normalización, reconciliación), que componen estas dos fases del
conflicto, las cuales pueden variar en cuanto a duración e intensidad, y cada
una establece el escenario y las condiciones para la siguiente.
Para poder abordar correctamente un
conflicto, debe partirse de la base de que cada conflicto es único, e implica
realizar un análisis de las causas (inmediatas y estructurales), de los actores
(contrapartes y terceros interesados) y las dinámicas correspondientes a él
(contradicción, polarización, violencia, guerra, retirada, normalización,
reconciliación), buscando lograr una transición a la paz, para facilitar la reducción
y la finalización del conflicto, pudiéndose distinguir cuatro enfoques para
abordar un conflicto:
·
Prevención del conflicto: proceso que evita
que las tensiones existentes escalen y elimina las fuentes de peligro antes de
que haya violencia. El objetivo es encontrar una manera libre de violencia para
abordar el conflicto.
·
Gestión del conflicto: proceso centrado en
cómo controlar, manejar y mitigar un conflicto abierto y cómo limitar el daño
potencial causado por su escalada. Puede incluir la contención de un conflicto
o hacer que las partes se comprometan a llevar a cabo negociaciones.
·
Resolución del conflicto: proceso por el que
un actor externo que sirve como mediador a menudo facilita nuevas formas de
comunicación. Este actor facilitará diálogos entre las partes, pero no
presionará de ninguna manera para influirles. El estado total del proceso está
en manos de las partes del conflicto.
·
Transformación del conflicto: proceso complejo
de relaciones, actitudes, comportamientos, intereses y discursos que cambian
constructivamente en entornos conflictivos propensos a la violencia. Más
importante aún, también aborda las estructuras, culturas e instituciones
subyacentes que fomentan y condicionan el conflicto político y social violento.
En este contexto, la negociación es
una de las maneras para abordar los conflictos. Es un proceso bilateral o
multilateral por el cual las partes en conflicto y los actores influyentes, si
es del caso, intentan encontrar una solución para ambos o comprometerse a
través de la comunicación y el intercambio de información. La negociación es
una práctica diaria utilizada para lidiar con situaciones de conflicto o simplemente
para lograr una meta deseada. Por lo tanto, las negociaciones no solo consisten
en la comunicación y el intercambio de información, sino también en la
formación de una relación específica (reconciliación, cooperación,
coexistencia) dependiendo de la vocación de permanencia o transitoriedad de dicha
relación (UNITAR, 2019).
Como se ve, la negociación termina siendo un método para poder llegar a un acuerdo
con elementos tanto cooperativos como competitivos. El elemento cooperativo
resulta del deseo de ambas partes por llegar a un acuerdo mutuamente
conveniente. El elemento competitivo se deriva del deseo de cada una de las
partes de lograr el mejor resultado para sí misma. Si no hubiera elementos
competitivos (intereses total o parcialmente opuestos) no habría necesidad de
negociar. De ahí la existencia de una tensión entre la cooperación y la
competición en la negociación.
Las condiciones que exigen negociar son las siguientes: 1) debe haber un
conflicto de intereses; 2) debe haber algún grado de ambigüedad acerca de la
solución correcta; 3) debe haber una oportunidad para hacer algunas concesiones
(llegar a un acuerdo que sea satisfactorio para ambas partes): es posible que
ninguna de las contrapartes logre exactamente lo que quería, pero ambos pueden
convivir con el acuerdo.
Una buena negociación produce dos tipos de resultados deseables: 1)
objetivos (el convenio es razonable, sensato; se ajusta a las prioridades de
todos; ambas partes obtienen lo que realmente necesitan y hacen sacrificios
aceptables) y psicológicos (el acuerdo se percibe como justo: todos se sienten
bien, satisfechos, sin resentimientos con respecto al convenio y el proceso
mediante el cual se logró: todos ganaron, y nadie quedó mal) (Schoonmaker,
1990).
Existen dos enfoques diametralmente opuestos frente a la negociación: 1)
puro regateo (PR) y 2) solución conjunta de problemas (SCP). El PR es una de
las maneras de cortar un pastel: ¿Quién obtiene qué? Si usted obtiene más, yo
obtengo menos. La SCP es un método para agrandar el pastel, de modo que ambas
partes obtengan más; siendo un abordaje claramente superior, y el más
recomendable para lograr un acuerdo realmente exitoso. Aclarando que este
último enfoque solamente funciona si ambas partes lo utilizan (si una de las
partes está solucionando un problema mientras la otra está regateando, por lo
general será explotado el solucionador de problemas.
Lo expuesto se puede ejemplificar en el siguiente esquema:
Según el esquema precedente,
no hay solamente dos enfoques, hay toda una gama de enfoques, ubicándose el PR
cerca de uno de los extremos de la gama, y la SCP cerca del otro extremo. En
una negociación, las partes están trabajando en algún lugar en el medio, la
vaga área central en la cual predomina el intercambio (usted da algo a cambio
de otra cosa; ellos hacen lo mismo).
Igualmente, se resalta que
todos los enfoques de la negociación incluyen tanto intereses opuestos como
intereses comunes, tanto la confianza como el poder: usted desearía el mejor de
los arreglos posibles, pero prefiere un arreglo negociado a ningún arreglo.
De otra parte, todos los
enfoques requieren algo de poder y algo de confianza. El PR se basa en el
poder, pero no puede tener éxito sin algún elemento de confianza (como mínimo,
ambas partes deben creer que la otra cumplirá el acuerdo), pues de no existir,
la gente simplemente declarará la guerra o una de sus alternativas más
civilizadas, como la huelga o la demanda judicial (a ello se le conoce como
MAAN: la Mejor Alternativa a un Acuerdo Negociado, el curso de acción que será
tomado por una parte si la negociación falla y no puede llegarse a un acuerdo
satisfactorio).
Por su lado, la SCP se basa en
la confianza, pero sin algunos intereses opuestos no hay necesidad de negociar,
y a menos que ambas partes tengan algo de poder, probablemente no podrán
resolver sus conflictos (la parte que tiene todo el poder, simplemente podrá
obligar a la otra a capitular).
El intercambio está en la
mitad del continuo, porque es un enfoque mixto que contiene elementos tanto de
poder como de confianza. Un buen intercambio aumenta el valor total porque cada
parte obtiene más valor que del otro, pero normalmente ambas partes tratarán de
lograr intercambios que las favorezcan. El resto de esta sección se concentrará
en los extremos, contrastando el PR y la SCP en varias dimensiones.
El PR es gane – pierda (juego
de suma cero), un proceso competitivo que implica intereses opuestos
(antagónicos), y se basa en el poder; mientras que la SCP es gane – gene (juego
suma – variable), un proceso cooperativo que implica intereses comunes, y se
basa en la confianza y en el intercambio de información (Schoonmaker, 1990).
Si lo queremos ver de otra
forma (conllevando al mismo resultado), y para resumir, se pueden distinguir
entre dos estilos de negociaciones que dependen del contexto y los objetivos de
las partes en conflicto: 1) negociación posicional (equivalente al PR), y 2)
negociación basada en los intereses (equivalente a la SCP).
·
En la negociación posicional (competitiva o
distributiva), los negociadores posicionales tienen como finalidad encontrar un
punto medio entre dos objetivos incompatibles. Los negociadores comenzarán con
sus posiciones iniciales y entonces las cambiarán lentamente haciendo
concesiones y comprometiéndose, así como dando incentivos a la otra parte. La
suposición aquí es que “el pastel no es lo suficientemente grande” y debe
dividirse entre las partes. El resultado de las negociaciones posicionales, por
tanto, consiste en hacer concesiones en cuanto a la posición inicial que
conducen a un juego en el que todos ganan (haciéndose recíprocas concesiones).
Las
fortalezas de la negociación posicional son: 1) no requieren un grado
apreciable de confianza; 2) limita concesiones innecesarias, puesto que los
negociadores rara vez ceden; 3) muy útil para negociaciones entre desconocidos.
Sus
debilidades son, por su parte, las siguientes: 1) la confianza entre los
negociadores es escasa; 2) el intercambio de información es limitado, puesto
que retener información es parte del juego; 3) el proceso puede llevar a una
mayor polarización del conflicto.
·
La negociación basada en los intereses (colaborativa
o integrativa) asume que es posible encontrar soluciones a los conflictos con
las que todos ganen, que cubran el mayor número de intereses y necesidades de
los negociadores. Utilizando esta estrategia las inquietudes de los
negociadores se abordan de forma proactiva en lugar de encubierta. El objetivo
es cooperar para solucionar el conflicto, colaborar en lugar de competir. El
foco principal de esta estrategia es negociar basándose en los intereses
comunes de las partes en vez de concentrarse en su poder relativo o posición.
Ayuda a reducir la importancia de cómo surgió la disputa.
Las
fortalezas de la negociación basada en los intereses son: 1) soluciones con las
que todos ganan; 2) fortalece la relación de las partes en conflicto; 3)
cooperación entre las partes en conflicto. Sus debilidades, son: 1) una
solución con la que todos ganan simplemente puede no estar disponible; 2) es
larga y requiere tiempo; 3) requiere confianza (UNITAR, 2019).
Toda negociación (de una u
otra manera, tácita o expresamente) se establece siempre según los siguientes
pasos:
·
Negociación previa y planificación: durante esta
etapa tiene lugar la preparación para las negociaciones reales. Cada
negociación debe estar bien preparada y las decisiones acerca de la elección de
los negociadores, la ubicación y el plazo afectan al resultado de toda la
negociación. En esta parte las partes interesadas también deciden sobre las
estructuras del proceso de negociación completo y expresan su compromiso para
entablar una negociación directa con el deseo de alcanzar una solución.
·
Reuniones (acercamientos) iniciales con
intercambio de información: en esta fase las negociaciones cara a cara empiezan
con una serie inicial de reuniones. Dichas reuniones tienen como finalidad
construir confianza y establecer el compromiso del participante en el proceso.
Esta finalidad se logra compartiendo perspectivas e información, identificando
problemas y reconstruyendo el conflicto paso por paso.
·
Generación de posibles soluciones: durante esta
fase las negociaciones reales comienzan y las posturas, intereses y necesidades
de las partes interesadas se abordan. Se proponen posibles soluciones para el
conflicto pensando de manera creativa y aportando una lluvia de ideas
constructiva. Entre otras, estas posibles soluciones deben cumplir los
criterios de aceptación y equidad para todas las partes.
·
Elaboración del acuerdo: en esta siguiente etapa
se reducen las soluciones sugeridas para asegurar que las soluciones sean
realmente aplicables mientras se garantiza que sean suficientemente amplias
para hacerse cargo de las cuestiones del conflicto. Se alcanzará un acuerdo más
concreto y práctico.
·
Ratificación e implementación: durante esta
etapa final las partes interesadas se pondrán de acuerdo en un proceso de
aplicación que sea realista. El acuerdo alcanzado deberá ser ratificado por
todas las partes y sus respectivos constituyentes para garantizar el compromiso
con el acuerdo. El procedimiento de implementación, el calendario y los
programas, así como los observadores, también deben estar incluidos, promoviendo
el respeto al acuerdo (UNITAR, 2010).
Con todos estos conceptos, el
mapa conceptual requerido se puede presentar así:
En cuanto al conflicto:
Sobre la negociación:
Mil Saludos a todos,
Camilo García Sarmiento
Camilo García Sarmiento
En el evento de requerir asesoría al respecto para un caso específico, estoy disponible en mi sitio web enfasislegal.webnode.com.co o escribirme a mi email: enfasislegal@gmail.com, Whatsapp: 314 48 48 171
Referencias:
Schoonmaker, A. (1990). ¡Negocie y gane! Editorial Norma,
Bogotá, Colombia.
United Nations Institute for
Training and Research – UNITAR (2019). ¿Qué
es un conflicto?. Resumen del curso. Ginebra, Suiza.
United Nations Institute for
Training and Research – UNITAR (2019). Análisis
del conflicto. Resumen del curso. Ginebra, Suiza.
United Nations Institute for
Training and Research – UNITAR (2019). Del
conflicto a la paz. Resumen del curso. Ginebra, Suiza.
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