Motivación personal en el ámbito laboral (Parte 1): la pirámide de Maslow y el contrato psicológico
Empecemos.
La pirámide de las necesidades (Maslow)
La pirámide de las necesidades (Maslow)
La teoría de la escala (o pirámide) de las necesidades del
psicólogo norteamericano Abraham Maslow (1908 – 1970) fue propuesta en su obra Una teoría sobre la motivación humana, de
1943. Obtuvo una importante notoriedad, no solo en el campo de la psicología
sino en el ámbito empresarial del marketing o la publicidad, y se sintetiza en el siguiente esquema:
Bajo esta teoría, la escala de las
necesidades humanas se describe como una pirámide de cinco (5) niveles: los
cuatro primeros pueden ser agrupados como “necesidades de déficit” (déficit
needs o D – needs), o “necesidades
primordiales”; y el último nivel se llama de “auto – realización”, “motivación de crecimiento” o “necesidad de ser” (being needs o B –
needs).
La escala (jerárquica) de necesidades de Maslow se desarrolla en cinco niveles, cada
uno de ellos representando un tipo de necesidades, las cuales a su vez pueden
distinguirse entre necesidades deficitarias (fisiológicas, de seguridad, de
afiliación, de reconocimiento), y necesidades de desarrollo del ser
(autorrealización). La diferencia entre unas y otra se refiere a que las
necesidades deficitarias se refieren a una carencia, mientras que la de
desarrollo del ser (autorrealización) hace referencia al deseo de crecer como
persona, recordándose en todo caso, que satisfacer las necesidades deficitarias
es importante para evitar consecuencias o sentimientos displacenteros.
Así, la idea que subyace bajo esta teoría es que conforme se satisfacen las
necesidades más básicas (parte interior de la pirámide), los seres humanos
desarrollan necesidades y deseos más elevados (parte superior de la pirámide).
Lo cual implica, expresado de manera muy simple, por ejemplo, que de no existir
un mínimo de estabilidad económica no puede darse la auto – realización
personal. A continuación, ejemplos de cada una según lo requerido para esta
evidencia:
Necesidad
|
Características
|
Ejemplo
|
Fisiológica
|
Necesidades fisiológicas, vitales
para la supervivencia, de orden biológico
|
Homeostasis, respirar, alimentarse,
ingerir agua, sexo, dormir, descansar, refugio, vestuario, necesidades
fisiológicas.
|
Seguridad
|
Necesarias para vivir en sociedad,
pero a un nivel diferente que las necesidades fisiológicas. Hasta que las
primeras no se satisfacen, no surgen las segundas que se orientan hacia la
seguridad personal, el orden, la estabilidad y la protección.
|
Disfrutar de seguridad física,
vivienda, empleo, seguridad de ingresos y recursos, salud, medio ambiente
sano.
En el contexto organizacional:
·
Seguridad económica, bien sea a nivel de la
conformación de un patrimonio (vivienda propia, vehículo, etc.), o de
suministro regular de ingresos (rentas para los socios, salario u honorarios
estables, para los trabajadores dependientes o independientes) para
sostenerse y poder generar capacidad de ahorro.
·
Estabilidad en el empleo (bien sea de manera
dependiente o independiente).
|
Afiliación, pertenencia social
|
Son menos básicas, tienen sentido
cuando las anteriores están satisfechas; involucran sentido de pertenencia a
grupos.
Se refieren a la habilidad
individual para formar y mantener relaciones emocionales significativas en
general, y buscan superar sentimientos de soledad.
|
Afecto, amistad, amor, intimidad,
familia, pertenencia o afiliación a grupos sociales.
En el contexto organizacional:
·
Pertenencia a la comunidad en el entorno
organizacional (armonía en las relaciones de trabajo, y establecimiento de
relaciones interpersonales significativas con los superiores, subalternos y
compañeros de trabajo).
|
Reconocimiento
|
Necesidades del ego o de estatus.
Preocupación por la autoestima, reconocimiento hacia la propia persona,
estatus, importancia, respeto de los demás. Al satisfacer dichas necesidades,
la persona se siente segura de sí misma y valorada dentro de la sociedad. En
caso opuesto, las personas se sienten inferiores o sin valor.
Se distinguen a su vez dentro de
este nivel dos categorías especiales de necesidades de reconocimiento: una
inferior (respeto de los demás, necesidad de estatus, fama, reconocimiento,
atención, prestigio, reputación, gloria, dignidad), y otra superior (respeto
de sí mismo, autoconfianza, logro, competencia, independencia y libertad).
|
En el contexto organizacional:
·
Reconocimiento externo de las competencias,
habilidades, méritos, cualidades y logros del individuo dentro de su entorno
laboral o profesional (por ejemplo, movilidad laboral, incluyendo la
posibilidad de ascender dentro de la organización).
·
Posibilidad de incrementar o mejorar sus
competencias técnicas, profesionales o laborales: mejorar su nivel de
estudios, capacitación, entrenamiento, etc.
·
Posibilidad de enfrentar nuevos retos
laborales o adquirir mayores o diferentes responsabilidades.
·
Posibilidad de mejorar su situación
económica e incrementar su nivel de estatus socioeconómico.
·
Lo anterior incluye, por ejemplo y si fuere
del caso, la posibilidad de entablar libremente relaciones emocionales o
amorosas con compañeros de trabajo (dado el tiempo ocupado en este aspecto de
la vida social del individuo, es frecuente que la relación con la pareja se
forme en el contexto laboral).
Todas estas necesidades tienen
relación estrecha con la adquisición de un sentido de auto reconocimiento,
estrechamente ligado al empleo u ocupación (en la sociedad, la identidad
personal está intrínsecamente ligada con la actividad: uno es lo que hace).
|
Autorrealización o auto
actualización
|
Según Maslow, “lo que una persona
pueda llegar a ser, debe serlo”. Se refiere a la realización del potencial
personal, el deseo de lograr todo lo que se pueda aspirar, de convertirse en
lo mejor que se pueda ser.
Maslow creía que para entender este
nivel de necesidad, la persona no solamente debía tener éxito en las
necesidades anteriores, sino adquirir la excelencia en su manejo.
|
Adquisición de una pareja, formar
una familia, utilizar y desarrollar habilidades y talentos, perseguir y
lograr objetivos.
|
Trascendencia
|
En sus últimos años, Maslow exploró
un nivel ulterior de motivación, mientras criticaba su visión original de la
autorrealización.
Este nuevo nivel se refiere al
desarrollo espiritual, moral, búsqueda de una misión en la vida, ayuda
desinteresada hacia los demás, etc.
|
La teoría de la jerarquía de las
necesidades de Maslow ha gozado de gran popularidad fuera de la academia, pero
ha sido fuertemente criticada en el sentido de su metodología, y alcance:
·
En la práctica, puede discutirse la posición y
el valor del sexo en la pirámide, pues Maslow la ubicaba en la base
(necesidades fisiológicas, junto con comer y respirar). Pero la sexualidad se
puede ubicar en niveles superiores, que reflejen las implicaciones emocionales,
familiares y evolutivas dentro de la comunidad, e incluso bien podría llegar a
afirmarse que la sexualidad es una necesidad que debe figurar simultáneamente
en todos los niveles.
·
Adicionalmente, la clasificación y enunciación
de las distintas necesidades, no es universal y puede variar en diferentes
culturas, debido a diferencias individuales (edad, género, constructos
socioculturales), disponibilidad de recursos, coyunturas históricas
determinadas u otros factores.
·
En cuanto a las necesidades de
autorrealización, puede discutirse que el enfoque de Maslow es demasiado
instrumentalista: si se debe poder ser lo que se puede hacer, por ejemplo, un
músico solo debe hacer música, con lo cual la libertad se limita meramente a la
elección del instrumento.
·
Por último, debe enfatizarse que la jerarquía
de necesidades de Maslow lleva intrínseca la idea de que para avanzar en dicha
escala de necesidades, se deben satisfacer plenamente cada uno de los niveles,
lo cual termina siendo falaz, pues los cambios de circunstancias en la vida de
una persona hacen que el individuo deba estar constantemente supliendo las
necesidades “inferiores” para poder
lograr después las necesidades de autorrealización o trascendencia.
·
Lo contrario sería negar que una persona pueda
aspirar a necesidades de autorrealización o trascendencia sin poder consolidar
una situación económica (seguridad), necesidad que tiene una fuerte relación
con la propia concepción de estatus (reconocimiento). Ello significa que, para
el contexto organizacional, las estrategias de fidelización o motivación
laboral deben abordarse de manera simultánea, desde distintos ejes (evitando
incurrir en la trampa de proponerlas “por niveles”, tal como la noción de
jerarquía tantas veces mencionada lo sugiere).
Confluencia entre la teoría de las necesidades de Maslow y el contrato psicológico
En todo caso, en el contexto del llamado “contrato psicológico” (la parte implícita de una relación laboral, esto es, el conjunto de compromisos que trabajador y empleador esperan uno del otro además de los regulados legal y contractualmente, sobre la base una correspondencia recíproca entre deberes, obligaciones e intereses mutuos) es innegable su atractivo para poder lograr que el empleado pueda desenvolverse dentro de la organización con el máximo de su potencial, para así generar mayor productividad y coadyuvar simultáneamente a la consecución de los objetivos corporativos, brindando recíprocamente posibilidades de desarrollo al trabajador para el logro de sus expectativas y autorrealización (oportunidad de ascensos, capacitación y entrenamiento, jornada laboral adecuada, prestaciones, seguridad, buen ambiente de trabajo, asumir mayores responsabilidades y por ende aspirar a mejores condiciones económicas, etc.).
Más allá del marco normativo
específico (contrato individual o colectivo, reglamentos internos, leyes
imperativas), la interacción psicológica entre el empleado y la organización se
enmarca como una relación de reciprocidad (intercambio de recursos: cada uno
evalúa lo que se le está ofreciendo y dando a cambio): la organización realiza
ciertas cosas por el trabajador y para el trabajador, lo remunera, le da seguridad
y estatus; y de modo recíproco, el empleado responde trabajando y desempeñando
sus tareas. La organización espera que el empleado obedezca ante su autoridad,
y a su vez, el empleado espera que la organización se comporte correctamente
con él y obre con justicia. La organización refuerza su expectativa mediante
ciertos intentos de influir en la persona o de limitar su participación. Las
dos partes de la interacción están guiadas por directrices (no siempre
coincidentes o convergentes) que definen lo que es correcto y equitativo entre
ellos.
Corolario de lo anterior, es que las
organizaciones necesitan a las personas, y éstas también necesitan a las
organizaciones, situación que se matiza además con el principio de que el
individuo busca el máximo placer con el mínimo esfuerzo, y que las motivaciones
individuales del empleado y las organizacionales del empleador por antonomasia
son diferentes (porque cada uno, desde su visión egoísta, pretende sacar
ventaja del otro), lo que hace que tarde o temprano unos intereses se alejen de
los otros:
·
El individuo ingresa a la organización cuando
espera que su satisfacción sea mayor que los esfuerzos personales
(capacitación, sacrificios, cambio de actitudes, etc.) que considera en
principio una “inversión” producto
del uso de su capacidad de trabajo: si cree que los esfuerzos personales
sobrepasan las satisfacciones que obtiene conforme a su personal sistema de
valores, estará dispuesto a dejar la organización si le es posible.
·
Por su parte, el objetivo fundamental de toda
organización dentro de una sociedad es atender sus propias necesidades y a la
vez, atender las necesidades de la sociedad mediante la producción de bienes o
prestación de servicios, pro los cuales recibe una compensación económica. Por
lo cual, la organización espera que la contribución de cada individuo sobrepase
los costos de tener personas en la organización, o sea, la organización espera
que los individuos contribuyan con más de lo que ella les brinda.
El contrato psicológico evoluciona con
el tiempo a medida que cambian las necesidades de la organización y las del
individuo. Lo que un trabajador espera de su trabajo en su juventud no es lo
mismo que en la mitad de su vida. De la misma manera, lo que la organización
espera de una persona en periodos acelerados de crecimiento, no es lo mismo que
lo que ésta misma espera cuando alcanza cierta estabilidad o está sufriendo
reveses económicos. Esto implica que en la medida que las necesidades y fuerzas
externas cambian, cambian las expectativas recíprocas, convirtiendo al contrato
psicológico en un convenio dinámico que debe negociarse constantemente.
Si una organización cumple el contrato
solamente a nivel formal, pero no el psicológico, los trabajadores tienden a
tener bajo rendimiento y menor satisfacción en el empleo ya que no logran sus
expectativas intrínsecas. Por el contrario, si éstas se cumplen tanto económica
como psicológicamente, los trabajadores se sienten satisfechos, permanecen en
la organización y tienen un alto nivel de desempeño. Recuérdese además que la
empresa, además de conjunto de recursos al servicio del empresario, es un grupo
de personas que están buscando un objetivo (que no es necesariamente común):
las personas consideran a la organización como un medio para alcanzar sus metas
y, al mismo tiempo, el empresario necesita personas que les ayuden a lograr sus
objetivos empresariales. Al no existir esos intereses mutuos (que generen metas
superiores para integrar los esfuerzos y recursos de los individuos y
organizaciones), no tiene sentido tratar de reunirlo e impulsar la cooperación
entre sus integrantes, al no existir una base común. Por ello es que el
contrato psicológico es un poderoso determinante de la conducta de las
organizaciones, a pesar de su carácter implícito.
Ya que el contrato psicológico se
refiere a la expectativa recíproca del individuo y la organización, extendida
más allá de las obligaciones jurídicas formalmente derivadas del contrato de
trabajo, estableciendo entre ellos el trabajo o labor a realizar y la
recompensa (en múltiples dimensiones) a recibir, es evidente que un buen
programa de motivación y retención del talento humano debe considerar ese
conjunto de expectativas recíprocas implícitas entre las partes, que desde el
punto de vista del trabajador tienen mucho que ver con el sentido de respeto,
importancia y dignidad humana: todos esperamos que la organización nos trate
como seres humanos, que nos brinde la posibilidad de aprender más y crecer,
teniendo que ver gran parte de los problemas que conducen al descontento y
deserción laboral, con los incumplimientos evidentes de dicho contrato
psicológico (Arana, 2003; Saldarriaga, 2013).
De todo lo expuesto, vemos que el
contrato psicológico tiene varias funciones: a) reducción de la incertidumbre
en la relación trabajador – empleador; b) orientación del comportamiento de los
trabajadores en la organización; c) promover el desarrollo de un sentido de
influencia por parte del trabajador y de la organización (Saldarriaga, 2013).
Aplicando en lo pertinente los
planteamientos de Maslow a la teoría del contrato psicológico, vemos que por
ejemplo, cuando conseguimos un nuevo empleo en una multinacional o en una
organización prestigiosa en el medio, el trabajador espera encontrar unos
incentivos extras, como el reconocimiento por su trabajo, el estatus de
pertenecer a la organización, o un trato amigable en el entorno laboral. A
medida que pasa el tiempo, si se permanece en la empresa se llegarán a esperar
otros incentivos como el aumento de sueldo o el ascenso a un cargo muy superior
que hagan explícito ese reconocimiento implícito.
Así, los trabajadores comprometidos
que desarrollan aptitudes positivas tienen más predisposición a estar más años
en la misma empresa, lo que llevaría a aumentar las posibilidades de ascenso y de
aumento de sueldo y ciertas ventajas. Es decir, si escogemos un trabajo solo
porque nos hace falta dinero nuestras expectativas decaerán, pero si
conseguimos el empleo de nuestra vida o aquel con el que hemos soñado tanto
tiempo, además de dar lo mejor de nosotros mismos, nuestras expectativas
aumentarán.
Obviamente, el contrato psicológico
también puede conllevar cláusulas abusivas, como el que la empresa espere que
el trabajador realice horas extras, realice actividades cuestionables ética,
moral o legalmente, o se lleve trabajo a casa.
Lo que determinará que nuestras
expectativas se cumplan dependerá de que la empresa cumpla esencialmente con
tres factores: a) que tengamos un salario digno y equitativo; b) que en la
empresa exista una buena relación laboral; c) que la organización ofrezca
oportunidades de desarrollo profesional dentro de la compañía. Recordando
siempre que el trabajo contribuye en una medida muy importante al bienestar
psicológico, proporcionando identidad y sentido de orden al individuo.
Por su parte, la empresa requiere que
el trabajador sea productivo al máximo, garantizando que el costo de su
contratación sea sustancialmente menor al del ingreso generado como resultado
de su labor a favor de la organización; que esté contento con el empleo,
independientemente de las pautas que se dicten para modular su comportamiento;
que se identifiquen personalmente con los valores de la empresa y deseen
trabajar en ella; que tengan perspectiva de seguir en la empresa durante más
tiempo, respondiendo con un mayor compromiso, idealmente, sin necesidad de
mejorar las condiciones laborales (Vega, s.f.).
En la actualidad, se ha visto un
cambio en la función central (antiguamente relacional) del contrato
psicológico, privilegiando los contratos psicológicos transaccionales, en los
que quien más pone es el empleado, en la medida que se compromete totalmente
con la organización en procura de obtener una prestación económica, sin que de
la contraparte se considere siquiera retribuir al compromiso con compromiso.
Así las cosas, la ecuación ha
cambiado, de [Respeto + Lealtad +
Compromiso = Seguridad en el trabajo] a [Respeto
+ Lealtad + Compromiso = Pago de salario legal; a veces ni siquiera legal].
Las nuevas formas de contratación, principalmente
transitoria, vinculada eminentemente al logro de resultados cada vez más
exigentes, elevados e incluso en ocasiones inalcanzables para el trabajador;
intimidante en la medida que éste logra evidenciar el no cumplimiento de
cuotas, metas o logros; flexible, en la medida en que el trabajador debe
someterse a cambios intempestivos, repentinos, inconsultos, para mantener una
relación contractual que le garantice al menos un nivel de ingresos de
subsistencia, hace que el nuevo modelo de contrato psicológico termine
comprando la lealtad, respeto y compromiso del trabajador no con la promesa de
la seguridad en el empleo (aspiración laboral que se patentiza en el contrato
individual de trabajo a término indefinido, que por dicha indefinición en su
plazo, supuestamente permite aspirar laborar toda una vida para un empleador),
con la permanencia transitoria en la relación, es decir, no pensando en el
futuro (el desarrollo de la persona al interior de la organización), sino bajo
la amenaza más o menos explícita, que el cargo o puesto del trabajador está en
peligro de desaparecer (Saldarriaga, 2013).
Hasta aquí, esta primera entrega. En mi siguiente post, voy a hablar de otras teorías de las necesidades humanas, no tan popularmente arraigadas como la pirámide de Maslow, pero a mi criterio bastante inspiradoras: la teoría de Manfred Max - Neef (que a mi criterio, permite superar varias de las limitaciones de la arriba explicada), y el Ikegai, una aproximación bastante novedosa de la cultura japonesa, cuya utilidad me parece bastante evidente.
Hasta aquí, esta primera entrega. En mi siguiente post, voy a hablar de otras teorías de las necesidades humanas, no tan popularmente arraigadas como la pirámide de Maslow, pero a mi criterio bastante inspiradoras: la teoría de Manfred Max - Neef (que a mi criterio, permite superar varias de las limitaciones de la arriba explicada), y el Ikegai, una aproximación bastante novedosa de la cultura japonesa, cuya utilidad me parece bastante evidente.
Espero que ésta explicación sea útil para ustedes. Mil saludos a todos.
En el evento de requerir asesoría al respecto para un caso específico, estoy disponible en mi sitio web enfasislegal.webnode.com.co o escribirme a mi email: enfasislegal@gmail.com
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